Oneshot YooSu

Este shot ha nacido hace rato, pero vino de una idea que estuvo rondando mi cabeza en estos días. Maki sabe bien de dónde viene todo esto. No es mi género favorito, de hecho no me gusta, pero tenía que sacarlo de mis pensamientos. ¿Alguien se ha sentido así?

Autora: Felina
Género: Angst

YooSu

(Sin Título)

*****

Había ocasiones en que simplemente no podía comprenderlo. ¿Esto era solo cuestión de celos posesivos? No lo sabe, claro que no. Si tuviera respuesta para tal cuestionamiento es claro que no se la formularía cada tanto.

Pero estaba ahí.

Esa avalancha de sentimientos y emociones, de dudas e intrigas, de preguntas sin respuesta y todas esas confusiones que daban pie a un decaimiento cada día más intolerable.

A veces podía manejarlo, mandar todo tan profundo en su cabeza que casi pareciera desaparecer la preocupación adyacente. Pero otras, simplemente podía más que cualquier autocontrol que pudiera ejercer. Se le iba de las manos, escurría como agua entre los dedos y le dejaba ese sabor amargo en los labios como si hubiese probado la mismísima hiel del vacío que quedaba ante la incertidumbre.

Junsu se removió inquieto en su sitio por quincuagésima vez en el día. Últimamente todo pasaba así, Yoochun no le mandaba un texto siquiera, no le llamaba ni daba señales de vida. Era así desde hace algunos días, y el ardor en el estómago se había vuelto constante e insoportable cuando comenzara a ver esa buena relación de trabajo entre la co-actriz y su…

Las ideas volvieron a trastocarse en aquel punto. Junsu mordió su labio inferior con fuerza y tragó hondo procurando llevarse en aquel acto cualquier sentimiento de impotencia, frustración, miedo y tristeza. ¿Cuántas veces ha querido poder soltar con prontitud la palabra “novio”? ha perdido la cuenta, pero han sido innumerables ocasiones sin duda.

¿Cómo habían llegado a tal punto en aquella relación? Junsu no lo sabe, la más de las veces ni siquiera quiere pensarlo, se autoconvence de que Yoochun no es un hombre de aquellos que simplemente juega con los sentimientos de las personas. Y Yoochun sabe con certeza cuánto le ama; así que se convence, de que los besos, las caricias, las entregas casi sin importar el sitio, el día o la forma, son muestras de una atracción que escapa a la curiosidad o a simples calentones.

Yoochun no ha dicho una sola vez Te Amo. Es esa sin embargo una verdad que le pesa más que nunca en el corazón. Porque tales palabras han salido de sus labios en más de una ocasión mientras hacen el amor; porque lo hacen, ¿cierto? Aunque para ello, la gente dice, se requiere de dos.

Junsu suspiró frustrado y se talló las sienes con cansancio. Le estaba levantando un fuerte dolor de cabeza y aún era temprano. No faltaba demasiado para que el 2º teaser de su próximo Album TARANTALLEGRA saliera a la luz. Estaba expectante por eso, días antes cuando el 1er teaser fue lanzado, Yoochun le había llamado, celoso como cada vez, reclamándole como suyo.

Sonrió ante el recuerdo, tal vez estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua, ahogándose en la orilla de la playa y con flotadores alrededor de su cuerpo. Soltó una risa más sonora queriendo que ese simple recuerdo borre todo lo demás, esperando que se lleve todas sus preocupaciones y reemplace el miedo con más risas. Pero Junsu todavía sentía aquella opresión. Yoochun era celoso, es verdad. Siempre lo era. Como si se tratase de simple costumbre.

……………………………

¿Cuánto hacía que el teaser estaba en línea? Horas.

Y Yoochun no ha llamado, no ha mandado un texto. No ha dado señales de nada.

Junsu había perdido de pronto interés en todo. Incluso en ver aquellas imágenes que últimamente le inspiraban muchas sensaciones. Es verdad, solo quería que Yoochun apareciera, que le montara una escena de celos que culminara entre besos, pasión y sudor.

La puerta del departamento se abrió de pronto. Ahí estaba, ese Yoochun con expresión seria que lanza su chaqueta con descuido al sofá apenas llega a la estancia. Junsu lo siente, el vértigo de la incertidumbre, se siente entre emocionado y asustado. Aunque contempló la posibilidad, tener a Yoochun ahí mirándole fijamente, había sido la más probable.

- ¿Terminaron pronto las grabaciones hoy, Yoochun ah?... – cuestiona con suavidad, y casi se siente sorprendido de sí mismo. Aquel tono no era el que había estado atormentando sus pensamientos…

- Dije que tenía un asunto que atender antes de continuar, pero debo volver pronto… - el pelinegro le responde con sequedad, pero todavía son sus orbes negras las que le miran fijamente, como si escudriñaran en su interior…

Se hace el silencio.

Incómodo, pesado, denso.

Junsu ha olvidado casi todas las preguntas que rondan sus pensamientos, solo quiere ver los celos de su amante explotar y lanzarse a sus brazos demandando un beso hambriento que calme un poco la ansiedad de ambos. Pero Yoochun no dice ni hace más nada que permanecer ahí de pie mirándole con tal firmeza que el rubio termina sintiéndose nervioso e incómodo. Hay algo en esa mirada que no le gusta.

- ¿Has… has visto el teaser de…?

- Como si pudiera evitarlo, incluso en el set todas las chicas hablaban de eso… - Yoochun le interrumpe y por un segundo Junsu se permite sonreír… está ahí, el tono característico de los celos aflorando en su amante… - No puedes evitarlo, ¿verdad?

- ¿Eh?... – Junsu parpadea sinceramente confundido…

- Ser el centro de atención, es algo que te encanta, siempre te ha gustado…

- No entiendo por qué lo dices, Chun…

- ¿En serio?... – Yoochun sonríe con ironía. Y Junsu piensa que ése no es su Yoochun, que se parece más al personaje sarcástico sacado de alguna novela en la que no hay, por cierto, final feliz… - Todo el tiempo tiene que tratarse de ti, si es por tu tierna faceta de niño lindo como si por la sensualidad que últimamente vas derrochando por cada poro de tu piel, pero siempre es así, el mundo girando en torno a Kim Junsu.

- Lo dices como si se tratara de algo malo que hago a propósito y tú sabes que no es así… - susurra viendo casi con miedo la forma en que el pelinegro tuerce los labios en otra sonrisa sórdida que desconoce… - ¿Piensas así?... – cuestiona con un hilo de voz y traga hondo casi sin saber realmente por qué, tiembla y de repente esta escena le parece irreal, como si no encajara en todas las cosas que pudo esperar sucedieran.

Yoochun tomó unos pocos pasos más cerca, Junsu ni siquiera recuerda el momento en que su cuerpo decidió paralizarse en su sitio pero la respiración se le altera de un modo completamente diferente al de cualquier otra ocasión. Yoochun no está explotando de celos, está actuando como un extraño ante sus ojos.

- ¿Y qué si pienso así, Junsu?... – el pelinegro le mira hacia abajo, parado a un paso de él se mantiene erguido, casi con una altanería impropia de sí.

- Tú no eres así, Chun; esto debe ser alguna especie de pesadilla, ¡Y quiero despertar ya!... – gimotea desesperado, se cubre el rostro con las manos y suplica mentalmente porque sea eso, solo un estúpido mal sueño.

- ¿Sabes? Al principio, cuando comenzamos a conocernos realmente pensaba que eras algo bobo, torpe y demasiado inocente, eso me gustó siempre, pero al mismo tiempo llegaba a desesperarme. Todos podíamos tomarte el pelo y tú de todas maneras respondías siempre con una sonrisa o diciendo más tonterías que resultaban hasta cierto punto adorables. Es uno de tus encantos, y lo sabes, y lo utilizas a tu antojo porque así obtienes lo que quieres de quien quieres…

Junsu no quería seguir escuchando, no podía creer que esas palabras dichas con cierto tono frío estuviesen viniendo de Yoochun. ¿Era esto verdad? Agitó la cabeza en negación y cerró los ojos con fuerza aunque aún su rostro estuviera oculto por sus propias manos. Sentía esa presión en el pecho crecer y una punzada atravesarle una y otra vez el corazón con tal agudeza que el dolor amenazaba con volverle loco y matarle.

- Todo este tiempo en el que no hemos tenido oportunidad de vernos mucho tuve oportunidad de pensar, Junsu; no quiero decir que todo lo que ha pasado entre nosotros sea mentira o que yo no haya querido que sucediera. No estoy diciendo que simplemente hayas obtenido de mí lo que querías o que no me gustes más. Pero pienso… - el pelinegro tomó un respiro y miró de nuevo hacia abajo, donde Junsu se había contraído como niño indefenso en el sofá, piernas arriba, flexionadas contra su pecho, el rostro oculto… - esta tarde cuando todas comenzaron a hablar de ti, de lo sexy que luces y la increíble transformación que tomas cuando decides mostrar facetas más varoniles y menos infantiles o tiernas, los celos afloraron en mí; tuve el deseo quemante de gritarles a todas que callaran, que dejaran de mencionarte. Pero no lo hice, callé por muchas razones, entre ellas porque pensé que no tenía caso; que si tanto les gustaba lo poco que veían, sería porque eso querías tú. Porque es lo que te gusta, ¿No? Tener toda la atención sin importarte lo que piense yo…

- ¡Eso no es verdad!... – el rubio levantó finalmente el rostro… - ¡Claro que me importa lo que piensas!... – exclamando con prisas, levantando casi sin darse cuenta, el tono de su voz, parándose y encarándole temeroso de que aquello vaya por el rumbo que tanto teme… - No es más que un concepto, Yoochun; no es que quiera ser el centro de atención realmente, solo me esfuerzo por dar lo mejor de mí…

- ¿Para qué Junsu? Ya tienes suficiente éxito, pero parece que no es suficiente, que quieres más y más, nunca te basta nada… - el pelinegro le dijo mirándole de nuevo con esa profundidad que le asustaba, porque no había otra cosa más que reclamo en el brillo de sus negras pupilas… - te gusta esto, te gusta conseguir que me altere, que explote en celos y venga ante ti a reclamarte…

- ¡Sí, me gusta; pero no es del modo en que lo estás pensando!...

- ¿Y en verdad sabes cómo lo pienso?... – el pelinegro sonrió de nuevo con ironía… - No creo que lo sepas… de todas formas no es que importe más…

- Yoochun ah, no lo digas así… - el rubio no quería, de verdad que no quería mostrarse así, que la fragilidad de su mente colapsada de miedos y temores se viniera abajo en aquel preciso instante. Pero sucedía, las lágrimas se le agolpaban en los ojos y pugnaban por derramarse con absoluta libertad… - No me gusta nada de lo que estás diciendo, no me gusta cómo te estás comportando… - gimoteó al borde del colapso…

- Pues éste también soy yo, Junsu.

- ¡Es solo un estúpido video!... – exclamó sintiendo esas primeras lágrimas correr… - ¡No es más que un estúpido video! ¡Dime la verdad, Yoochun! ¿Estás así por algo más? ¿Estás así porque estás cansado de mí? ¿Has encontrado insoportables mis virtudes y sufribles mis defectos?

Yoochun no respondió, ni movió un solo músculo cuando Junsu cayó de rodillas al piso llorando amargamente. Pero lo sintió, la punzada de culpa le atravesó el corazón cual daga envenenada. Tarde reparó en todo el dolor que sus duras palabras habían ocasionado. ¿Y todo por qué? Celos tal vez. No. No tal vez. Celos. Así, sin más. Pero era la verdad, y la más estúpida de las razones posibles para su actitud.

Los celos son malos consejeros y traicioneros.

Absolutamente cierto. Sofocantemente real.

- Es por eso que no me buscabas, ¿verdad?... – el rubio murmuró entre sollozos… - Es por eso también que no te has molestado en evitar los rumores.

¿Rumores? Yoochun volvió a bajar la mirada esperando encontrar la de Junsu, pero éste mantenía el rostro agachado, de rodillas en el piso temblando entre sollozos. El pelinegro luchó contra la voluntad de su corazón por caer también y cobijarle entre sus brazos. Pero hubiera sido algo egoísta de su parte en realidad.

Él sabe bien de qué rumores Junsu habla. Y la verdad era que los ha dejado fluir, ha cooperado silenciosamente en ellos, dejando que imágenes circulen por ahí sin decir nada.

Las preguntas y los reclamos se atoraron entonces en la garganta de ambos muchachos. La escena era por demás deplorable. Los sollozos de Junsu era todo lo que rompía el asfixiante silencio del departamento.

- Este debe ser el momento para darnos un tiempo, Junsu… - Yoochun dijo con suavidad. Temblando de pronto por sus propias palabras, empuñando las manos y tragándose todo lo demás que pudiera emerger de su interior…

Las palabras hicieron eco en la ya atormentada mente del rubio. Pero algo en todo aquello hizo clic. Si habían de darse un tiempo es porque, de hecho, para Yoochun esa relación que han mantenido por años era más que curiosidad.

- ¿Un tiempo? ¿Entonces, somos novios, Yoochun ah?... – Junsu cuestionó flojito. Casi considerando absurdo el momento y patética la pregunta.

El pelinegro parpadeó más confundido. Volvió a mirar hacia abajo sin poder conectar de todas maneras con la mirada del rubio. ¿En qué mundo vivía Junsu que le preguntaba aquello?

- ¡Por supuesto que somos novios, babo!... – gritó exaltándose quizá más de lo debido… - ¡Por qué mierda crees que muero de celos cada que vas y te muestras seductor! ¡Por qué crees que durante todos estos años hemos compartido la cama, idiota!

- Nunca lo mencionaste… - susurró levantando la mirada. Sorprendiéndose por la velocidad con que el pelinegro se arrodilló ante él mirándole con esa expresión dura, molesta…

- ¿Y no tuviste la suficiente inteligencia para deducirlo? ¿O entre todo también te piensas que soy capaz de mantener una aventura por años?... – espetó sintiendo la rabia carcomerle las entrañas… - ¡Has dudado de mi amor!

- ¡Has sido tú el que se ha comportado tan distante! ¡Has sido tú quien acaba de decirme las cosas más horribles! ¡Has sido tú quien ha dicho que es momento de darnos un tiempo!... – exclamó a su vez, sintiéndose así de pronto enfadado con el pelinegro, como si recién su mente tuviera la voluntad exacta para calibrar la magnitud de la situación…

- ¡Estoy cabreado, Junsu! ¡Ya deberías de saber que cuando estoy hasta la mierda de celos digo estupideces!

- ¡Nunca habías sido tan duro!

- ¡Y tú no puedes verlo! ¡Estoy hasta los cojones de estrés! ¡Semanas sin vernos, sin poder hablar, sin poder abrazarte o besarte! ¡Y tú todavía vas y haces ese video en el que siento que te pierdo un poco más! ¡Acaso no te has sentido así todos éstos días! ¡Diablos, Junsu, no todo se trata solo de ti!... – gritó un poco más, sintiendo que se lastima incluso la garganta.

Y se quedan callados, con la respiración alterada, mirándose fijamente. Junsu no necesitaba pensarlo, no hacía más de 30 minutos toda la congoja se le había anidado en el corazón con una fuerza descomunal. No hacía ni cinco minutos había sentido que casi se le iba la vida cuando Yoochun mencionara tomarse un tiempo.

¿Qué han estado haciendo en todo ese tiempo? ¿Cómo se permitieron llegar a este punto en el que se desconocen mutuamente?

Tal vez hasta cierto punto era verdad. Tal vez sí necesitaban un tiempo. Junsu gimoteó ante la idea y su respiración se alteró un poco más. Agitó la cabeza en negación y se lanzó al cuerpo de Yoochun aferrándose a su cuello con desesperación, llorando aterrado contra su piel.

No quiere un tiempo. No quiere terminar así. Quizá es verdad que se ha equivocado, pero él nunca ha tenido aquella intención. Sí, es verdad que ha decidido quedarse más en esa faceta de chico sexy, pero no ha sido por ser el centro de atención. Junsu solo quiere que Yoochun vea que aunque todos puedan desearle y admirarle, es solo él quien le tiene. Que si se esfuerza por ser el mejor, es porque quiere ser el mejor para él y para nadie más.

- Te Amo… - el rubio dijo entre sollozos. Temblando de miedo y desesperación porque en ningún momento el pelinegro ha correspondido aquel contacto. Esperó que aquellas palabras tuvieran algún efecto pero nada sucedió. Lloró más fuerte y sintió cómo se le apretaba el pecho con desespero… - ¿No me amas, Yoochun ah? ¿Has dejado de hacerlo o nunca lo hiciste?

- Claro que te amé… - el pelinegro respondió al instante. Sin embargo aquellas palabras no surtieron el efecto esperado por el rubio. Porque eran palabras en tiempo pasado… - Junsu ah… ¿Cómo saber si ahora no se trata solo de costumbre? A veces me he preguntado eso…

Lo ha hecho. Cuando se ha dado cuenta de que otras personas no le son indiferentes. Esos días cuando su compañera de trabajo ha conseguido ponerle nervioso y disfrutar de su compañía.

El rubio se aferró más a su cuerpo luchando contra las lágrimas…

- Lo que siento por ti no es un acto monótono que aborrezca. Lo que siento por ti es algo que me impulsa a levantarme cada día, eso por lo que me esfuerzo por ser mejor aunque pienses que lo hago por ser el centro de atención, es eso por lo que sufro si te siento distante, es el sentimiento que puede acelerar mi corazón a niveles increíbles, el mismo que lo calma si solo sonríes al mirarme. Yo Te Amo, Yoochun ah, no por costumbre sino por convicción.

El pelinegro lo comprendió entonces. Es cierto, su compañera de trabajo le resulta de algún modo atractiva. Pero la razón por la que no ha tenido el valor para abordarla de ningún modo que no sea profesional es por esto. Porque cada día solo espera que llegue el momento en el que pueda volver a sentir ese cuerpo delgado contra el suyo, en que aquellos brazos se aferren a su cuello y aquel calor le envuelva con ese cariño que es difícil de explicar, a veces incluso complicado para sentirse. Demasiado complejo para narrar una historia, demasiado fuerte para evitar que los celos se mezclen y le hagan cometer estupideces como la de minutos atrás.

- Te Amo, Junsu ah… mi novio, por si todavía tienes la maldita duda… - y sonríe mientras sus brazos finalmente rodean el frágil cuerpo que se acuna contra el suyo, sintiendo la facilidad con que su piel se eriza ante el contacto, ante el aire caliente que golpea contra su mejilla cuando el rubio exhala un suspiro de alivio.

- ¿Significa que no estás terminándome, Chunnie?...

- Significa que tengo que comenzar a disculparme por todo lo que dije. Significa que estoy tan locamente enamorado de ti, que a veces mi cerebro se traba en modo imbécil.

Es entonces que el rubio se separa lo suficiente para que sus miradas se encuentren. No hay más rabia, ni reclamos, ni dolor; aunque quedan los residuos de miedos que todavía deberán abordar, quizá con el tiempo y algo más de paciencia. Ha sido una crisis, de esas que las parejas de verdad tienen en pos de consolidar los lazos que les unen cuando el Amor no es suficiente y aparecen las barreras de los silencios y las confusiones.

Se sonríen apenas un poco, hay una disculpa muda en aquel gesto. Topan sus frentes y suspiran. Quieren un beso pero ambos están un poco temerosos. Se han herido demasiado esa noche. Titubean y se muerden inconscientemente el labio. La distancia es corta pero parece que todavía hacen falta disculpas. Pero se permiten un roce, es inquietante y casi da miedo, pareciera que nunca se han besado… o peor aún, que han de hacerlo después de una mentira dicha con remordimiento.

Suspiran y deciden abrazarse de nuevo, con más fuerza y ganas. Tal vez el calor de sus cuerpos que nace del infinito cariño prodigado lime lo suficiente las asperezas de aquella noche.

Quizá más tarde o al amanecer, un beso nazca de manera espontánea y natural.

Quizá…

**FIN**