HAPPY B-DAY MAKI *0*

Antes que nada...

FELIZ CUMPLEAÑOS MAKI!!!!!!!! *-* -la apashurra-

Ya sabes que no puedo más que desearte un gran día, aunque ya es algo tarde xD pero ya te había felicitado antes. En fin, no al caso xD

Un año mas vieja amiga!!! ;__; xD pero no importa porque siempre seré mayor -.- así que... ok! dejo de decir baboshadas xDD que cumplas muchos, pero muchos años más, y que cada año que cumplas sigas siendo mi amiga, que sigamos compartiendo todas estas aventuras, esta capacidad de maquilar estupideces con los bebos, de fangirlear como desquiciadas por cosas tan simples como una foto o una simple expresión o palabra dicha por esos cinco dioses que son nuestra vida y nos vuelven un poco más locas **¬¬ see aún se puede xD** 

Y como no te pude hacer otro regalo, te escribí este YunJae que es medio extraño y todo, pero asdjashdlasdksaa u//u tenía que escribirlo y espero te guste. A ti y a toda la que lo lea ;D y ya, sin más....

Título: BOCA A BOCA

Autora: Felina

Pareja: YunJae

Género: Romance, Misterio

Clasificación: NC-17

Advertencia: Lemon (Ligero)

Boca a Boca (Fragmentos)
(Delmira Agustini)

***
Copa de vino donde quiero y sueño
beber la muerte con fruición sombría,
surco de fuego donde logra Ensueño
fuertes semillas de melancolía.
***

Su nombre es parte del pasado, su historia un olvidado trazo de misterios, sus glorias recuerdos de un ayer borrado en la nostalgia de un presente que sabe a nada y se sumerge en la añoranza del olvido.

Sus cabellos del color de las espigas al anochecer carecen del brillo que durante tantos años favoreciera su atractiva figura. Los ojos marcados por una cuenca de cansancio han perdido el brillo que otrora sus pupilas refulgieran con bríos. Labios delgados que no han vuelto a curvarse en ningún sentido, muestra clara del peso del ayer en su piel agrietada como si el envejecimiento hubiese pasado por su ser.

Cuerpo rígido que parece haber perdido la habilidad que antes ostentara con júbilo y portento, músculos recios que sin embargo todavía imponen cierto respeto, fuerza marcada a base de experiencia en los más oscuros pasadizos del mundo de la oscuridad que ha cedido su gloria al amanecer.

Él es un vampiro.

De escuela olvidada entre las páginas polvorientas de los libros muertos en bibliotecas cerradas. De una raza que gozó de todas las virtudes de su decadente valor sobrenatural.

Él es un vampiro.

Que ahora solo bebe la sangre de aquella copa de fino cristal opacado como su gloria por el paso del tiempo. Atrás quedaron las arduas batallas por poder, el temple de guerrero, la exquisitez sinigual de sus colmillos enterrándose en carne fresca, viva, caliente.

Él es Jung Yunho, un vampiro que se siente decrepito contenedor de un ente sin vida que deambula por las sombras, no con aquel solemne título de criatura nocturna, sino como un auténtico moribundo que solo puede soñar y anhelar, evocar el pasado como viles recuerdos de aquellos que solo pertenecían a los mortales, a los incapaces de hacer su voluntad y someter.

Levanta los ojos y vaga la mirada a través del ventanal. Noche de luna a medio transitar por el negro firmamento estrellado de puntos titilantes; viento helado que sopla y parece burlarse de su anticipada debilidad, manto ligero de seda que se mece bajo la voluntad de aquellas ráfagas inquietantes. Silba un susurro de origen misterioso, se le crispan los nervios y casi jura que siente el gozo de la jovialidad que abandona su cuerpo inmortal.

Y aparece la sonrisa no mostrada en décadas, labios que tuercen una mueca de impotencia y rendición ante lo que parece avenirse como el cruel destino de su realidad. Perece y no hay marcha atrás. Ni tampoco estúpidas creencias ante la plata o cualquier absurda superstición religiosa. Éste vampiro abandona la inmortalidad por voluntad propia. No tiene más motivos para existir.

No le tiene a él.

- Jaejoong… - susurra el nombre que durante años se obligara a olvidar, siente la punzada en el pecho y algo quema en su interior.

Es el anhelo humano del deseo irreverente de controlar el pasado. El cristal choca contra sus labios y otro sorbo de líquido carmín cae en su boca, saborea con la lengua el cromado sabor y siente en la quijada el movimiento reflejo de la succión. Su cuerpo echa en falta aquella seductora acción, beber del blanco cuello de piel de porcelana que su amante poseía…

Resuena la risa cantarina con aire seductor que su amante solía dejar salir de sus labios rojos, se sacudió el cortinaje y las copas de los árboles a las afueras de aquella vieja mansión imitaron el movimiento furioso del viento que sopló. Yunho sonrió de nuevo, esa vez el gesto de sus labios se dibujó con ironía…

- La locura ha hecho acto de presencia. Tan patético como un simple mortal… - acepta su derrota y sucumbe ante lo inevitable. No tiene deseos para luchar… - Si ha de venir de tu figura etérea el fin de mis días, que llegue el final porque lo que más ansía mi cansada inmortalidad es desaparecer… como lo hiciste tú…

Se dibuja una silueta acompasada al grácil movimiento de las cortinas de seda blanca, el viento ha cedido la furia y tendido su impalpable manto a merced de aquel joven de nívea piel y mechones negros como el color de sus ojos brunos que asemejan con perfección el de los abismos interminables del infinito; labios rojos de terciopelo suave, mirada seductora de personalidad sensual y envolvente como el mismo fuego de las entrañas del sol.

- ¿Te ha hastiado la soledad, Yunho?... – la figura se vuelve demasiado nítida para ser irreal, su tacto frío le recuerda al estado natural de su ser cuando, junto a él, eran dos vampiros irreverentes que hacían lo que querían ahí donde iban.

- He extrañado demasiado tu presencia, y la ausencia de tu compañía ha mortalizado el alma inexistente que late en mi corazón… - murmura y se pierde en la figura de su amante, se deleita la mirada con la casi desnudez palpable a través de la tela semitransparente que cubre su cuerpo como el atuendo de una geisha en tiempos del antiguo Japón.

- Somos vampiros, no tenemos un corazón que lata, ni un alma que sienta… - susurros suaves de voz calmada que suena a comprensión. Toque delicado de mano experta que acaricia su mejilla con fervor… sonrisa parca de parsimoniosa expresión…

- ¿Entonces qué es esto que siento cada día desde que te fuiste? ¿Cómo debo nombrar a las sensaciones de cansancio, al dolor de la soledad, al deseo de tu regreso, a la furia del ayer?

- Eso, mi querido Yunho, los humanos llaman amor…

Labios que se acercan y se funden en la sublime caricia de un beso.

Tan real, tan entregado, tan apasionado.

                                                                    

***
Joya de sangre y luna, vaso pleno
de rosas de silencio y de armonía,
nectario de su miel y su veneno,
vampiro vuelto mariposa al día.
***

No parece suficiente, Yunho toma de los labios de Jaejoong hasta el último gramo de aliento, siente que revive algo en su interior pero encuentra una sensación extraña sacudirse en sus extrañas. Como el misterio de algo inevitable por suceder.

Siente el miedo, el temor. Jaejoong se separa y él se apresura en sujetarle la nuca chocando de nuevo sus labios. No quiere que se aleje, no quiere que le abandone. No quiere que desaparezca otra vez.

El pelioscuro comprende y se entrega, le deja dominarle con aquel tinte de rebeldía que solía usar cuando se besaban en vida, enreda sus lenguas y le deja reconocer cada centímetro de su boca como si fuera la primera vez que la recorre. Un hilillo de saliva conecta sus rostros cuando se separan en busca de aliento, cae sobre el mentón y es recogido por la lengua de Jaejoong en aquel tipo de gestos seductores que encienden todo nivel de pasión en Yunho.

Se sumergen en el silencio que viene de la ausencia de palabras entre sí, sobran los susurros y los murmullos nacientes del calor provocado por la excitación. Se calman algunas ansias pero reviven otras, el deseo inevitable de ser uno, de sentir más piel, más unión, más calor.

Aparecen las sonrisas cándidas de una razón quebrantada por el anhelo de sus cuerpos de recordar el placer sinigual de los roces, las caricias, el contacto piel con piel, la sensación húmeda provocada por el sudor.

***
Tijera ardiente de glaciales lirios,
panal de besos, ánfora viviente
donde brindan delicias y delirios
fresas de aurora en vino de poniente…

***

Yunho le contempla de nuevo con aquella mirada casi rebelde de los años perdidos en el otoño marchito del ayer. Jaejoong le sonríe, mantiene aquel fulgor en sus ojos negros, le invita con sugestiva mirada a acercarse de nuevo, le promete lo que siempre ha sido suyo. Su cuerpo… su alma.

El tiempo se congela en el efímero encuentro de dos seres alcanzados por la muerte, danzan sin embargo como si la vida les hubiera dado la mayor de las dichas.

Se abrazan y funden sus bocas en nuevos besos, ansían el tacto de la piel ajena. Ser receptores de aquella pasión naciente que ardiendo en fuego vivo se desborda transpirándoles por cada poro de piel en aquellos cuerpos gélidos como el hielo, pero ardientes como el mismo sol al que en toda una eternidad sus ojos nunca presenciaron.

Atados permanecen al extravagante pasado de una vida sumergida en oscuridad. Abrazan las penumbras con solemnidad, no hay marcha atrás cuando te sabes encadenado a una vida marchita desde sus inicios, porque la luna fue la única aliada, pero incapaz fue de proveerles de más nada que secretos y sombras.

Yunho siempre lo vio de aquella manera. Pero entonces, en algún período de su inmortal existencia había aparecido él. Jaejoong se había ganado su… ¿Corazón? El moreno vampiro pensó en ello miles de ocasiones, a menudo mientras el hermoso joven de cabellos oscuros dormitaba recostado en su pecho luego de una noche más de sexo.

- Para los vampiros el amor no existe… - tantas veces se respondió aquello mientras su mano acariciaba la desnuda espalda de nívea piel, mientras sus dedos trazaban figuras sin sentido ocasionándole esas sensaciones hormigueantes que llegaban a alterar el sopor onírico de su amante.

Incluso ahora, mientras devora su boca y hace sangrar los labios dejándoles un marcado tono carmín, Yunho sigue pensando si es verdad, si aquello que sintió por Jaejoong puede ser llamado amor. Si realmente tuvo algo como un corazón capaz de tal sentimiento.

Realmente no le importa, no mientras sus labios siguen siendo dueños de aquel par de pliegues aterciopelados que humectados por su propia saliva se dejan someter finalmente. Sus manos recorren la espalda del pelioscuro, siente apenas el suave tacto de la tela fina que cubre el perfecto cuerpo. Es tan solo un murmullo, igual que el viento afuera que sopla cual fuente de secretos que no deben ser revelados.

Se siente bien.

En la amarga sensación de la vida que le abandona. Jung Yunho se siente bien.

Porque muere en brazos de su amante. Del vampiro que le hizo sentir hombre mortal.

Muere embalsamado en su calor, embriagado de su aroma, loco por su tacto.

Muere enamorado de Kim Jaejoong.

Muere.

Mientras hacen…

El Amor.

Por primera vez en larga vida. Moreno y pelioscuro funden sus cuerpos en algo más que la necesidad incipiente del sexo, de la satisfacción del placer carnal. Se funden en aquella entrega sí, cargada de pasión y deseo, pero también de sentimientos. De ese martilleo constante de un corazón que cobra vida con fuerza, que palpita con ímpetu, que casi parece revelarse al destino, que desea brindarles en el último momento, el impulso para seguir.

Jaejoong cae en aquella cama cubierta por sábanas del mismo tono del vino tinto. La suave textura le acaricia la piel, pero son todavía más satisfactorias las caricias de esos dedos toscos que resbalan por su silueta colándose entre las ligeras prendas que cubren su cuerpo. Suspira y sonríe con esa sensualidad tan suya, tan única e hipnotizante. Irgue la espalda y alcanza el cuello de Yunho una vez éste hubo parado toda acción simplemente para contemplarle.

- Hermoso… - el pelioscuro le escuchó susurrar aquello apenas audiblemente antes de ser él quien busca un beso.

Es húmedo, apasionado, algo salvaje y crepitante.

Es dulce.

Está ahí la sensación de dulzura. Ni Jaejoong ni Yunho sabrían decirlo con claridad, pero se siente. Agita algo en su interior que emerge desde algún punto indefinido y desata una serie de sensaciones indescriptiblemente diferentes. Es como el calor lejano que se cuela con sigilo de un amanecer evitado en las profundas grutas de una edificación de aspecto antiguo y lúgubre.

Yunho se apartó, lamió los rojos labios antes de descender hasta su níveo cuello y besar cada centímetro de piel. Se sentía demasiado bien, la forma en que Jaejoong se removía bajo su cuerpo mientras sus delicados dedos se deslizaban con ansia por su espalda arrugando su camisa de seda negra. Le gustaba esa forma que tenía de entregarse, de parecer sumiso pero ser todavía el amante demandante que es capaz de imponer su voluntad con solo una mirada o su sonrisa cantarina. Yunho levantó la mirada para encontrarse con aquellos ojos negros, la boca roja, la sonrisa seductora… la hermosura perfecta.

Volvieron a besarse, esa vez con mucha más pasión y deseo, las manos se encargaron entonces del único objetivo apremiante de ambos seres, sentirse piel a piel. Boca a boca los besos cayeron uno tras otro, la intensidad de sus anhelos iba marcada en cada uno de ellos. Pronto los cuerpos desnudos se enredaron en las sabanas perfumadas para entonces por el aroma tan especial de Jaejoong, la mezcla exacta de sus humores, de su perfume favorito (Yunho puede jurar que detecta cada olor pero es el delicado dulzor del melocotón y el cítrico del bergamot los que más aturden sus sentidos), del champú de su cabello, de todo en él. El color tinto de las telas hacía sin embargo un matiz idóneo para aquellas pieles de contraste armónico, piel morena unida a piel blanca; perlas de sudor, traviesas gotas que resbalan sin pudor sumergiéndose en las profundidades de recovecos que solo conocen el uno del otro.

Se acompasan y los jadeos cobran una vida nueva, se vuelven más altos, más sonoros, cargados de excitación mutan en gemidos, de esos que incentivan la pasión y el deseo de ser uno en su más sublime expresión.

- ¡Yunho!... – el pelioscuro gime mordiéndose con fuerza los labios haciéndolos sangrar de nuevo, la penetración le había casi tomado por sorpresa. El moreno aprovecha para embestir profundo mientras pega su boca a aquellos labios manchados de sangre y lame sutilmente el líquido carmín.

Toma confianza y embiste más rápido y profundo, su miembro es succionado por las estrechas paredes del pelioscuro, quien le araña la espalda y sigue el ritmo de sus estocadas moviendo sus caderas siguiendo la dirección de las que se alejan antes de volver a golpear con fuerza de nuevo su interior. Las largas piernas suben y se enredan en la cintura del moreno, se aferra a su cuerpo con ansia en tanto conectan sus miradas y continúan gimiendo frases incoherentes bañadas de placer. Hay algo diferente en ésta entrega, pues mientras Yunho siente cómo se va debilitando su cuerpo, algo nuevo surge en su pecho, cobra vida y golpea con tal fuerza que se sofoca, no sabe si es el calor provocado por la entrega, o el placer que viene en consecuencia de eso, no sabe si es la locura de la que claramente su mente debe haberse vuelto presa.

Solo sabe que no hay muerte más hermosa que ésa.

Haciendo el amor con Jaejoong.

Embestir el delicado cuerpo bajo el suyo, sintiendo el calor abrasador que emana del roce constante de sus pieles, ahogándose en el placer que siente al tocar profundo y presionar ese punto sensible que altera de sobremanera a Jaejoong haciéndole gemir con infinita sensualidad su nombre.

La piel blanca arde, febril se roza contra la suya. La excitación ha llegado a su máxima expresión, ambos lo saben, están por alcanzar el éxtasis. Ninguno lo quiere pero sucederá. Se les contraen los músculos, pero aunque suda y se siente caliente a punto de derramar su semilla en el cálido interior apretado del pelioscuro, Yunho tiene la impresión de que su piel está enfriándose. Lo comprende y lo acepta con una sonrisa. Finalmente ha llegado, la muerte le alcanza en el momento exacto en que corriéndose en el interior de su amante, Jaejoong le besa con súbita necesidad y se aferra a su cuerpo con brazos y piernas temblando al alcanzar su propio orgasmo y manchar sus torsos con su blanquecina semilla.

- Te Amo, Yunho ah… - le mira y le regala aquel susurro de palabras nunca dichas que parecen irse con el viento que sopla desde la ventana y mece las cortinas llevándose consigo también su etéreo cuerpo.

El vampiro cae sobre su cama, las sábanas tintas conservan el calor y el aroma de Jaejoong. Él sonríe con ironía. La locura ha hecho estragos en su debilitado cuerpo. Lamenta sin embargo no haber mordido una última vez a su amante, no haber succionado de su níveo cuello u observarle dormitar recostado en su pecho. Yunho mira con cansancio la sombría habitación. No hay más sonidos que los murmullos de la noche. Es suficiente, es tiempo, es la hora. Cierra los ojos y se recuesta con los brazos extendidos como quien muestra su rendición como tributo.

Todavía siente aquel palpitar contra su pecho. También frío y hambre, una repentina necesidad irreverente de sangre. Se le contraen los músculos y siente los espasmos dolorosos de la inmortalidad abandonándole.

Ha muerto el vampiro enamorado.

El recuerdo de una criatura nocturna y taciturna.

Ha perecido su perennidad.

**********

Él es Kim Jaejoong. Joven de inverosímil belleza.

Él es Jung Yunho. Joven de liderazgo nato.

El destino les ha puesto nuevamente en el camino.

De una mortalidad por transitar con la oportunidad de encontrarse.

De nuevo.

Si es que sus pasos les llevan por el mismo sendero.

…………………………………

Yunho apuró los pasos, corrió con rapidez por las largas salas del aeropuerto. Llegaba tarde para recibir a un amigo de negocios de su padre. Frenó abruptamente patinando en el pulido piso pero sin llegar a caer. La pantalla indicaba que el vuelo recién estaba llegando. Minutos más tarde le vio salir por el andén. El hombre no iba solo…

- Usted debe ser Yunho… - el moreno asintió al hombre sin despegarle la mirada al muchacho que le acompaña… - él es mi hijo Jaejoong, heredará mi fortuna un día… - el hombre les presentó con una pequeña risa ante su broma.

- mucho gusto, Yunho hyung… - el joven de cabellos negros cual si fueran las hebras que tejen la noche, saludó al moreno con una cordial venia a modo de saludo.

- el gusto es mío, Jaejoong ah… - y fue cuando estrecharon brevemente sus manos que sintieron aquel cosquilleo correrles por la columna.

Había una sensación extraña.

- hermoso… - el moreno susurró casi como si fuera una palabra grabada a fuego en su memoria. Un impulso de sus reminiscencias inconscientes…

Jaejoong sonrió seductor. Y Yunho tuvo la impresión.

De que algo nuevo comenzaba en su vida.

De boca a boca.

Una sonrisa que esconde una promesa.

De una vida mortal sin las ataduras de la solitaria eternidad.

FIN

Recuerden dejarle sus felicitaciones Maki besha <3 sirve que la animamos más y nos tene más pics y videos 6.6 ok no xD runs